domingo, 3 de julio de 2011

El día que Alonso se comió a Vale (2010)

La polenta es uno de los acompañamientos más socorridos para los platos tradicionales de la cocina de la región del Trentino, donde se encuentra la estación invernal de Madonna di Campiglio. No sé si con patatas, o con polenta, pero Fernando Alonso acabó zampándose a Valentino Rossi en su propia casa, donde –al parecer– 'Il Dottore' tiene un apartamento propio puesto que, en esta estación de los Dolomitas, el de Urbino suele practicar algunos deportes de nieve, como el snowboard.


Por Josep Lluís Merlos 13 Mar 2011
 El primer día, Vale llegó tarde y el último a la cena de apertura del Wrooom, que es como se conoce esta semana blanca. Estuvo apenas un par de minutos, y se fue el primero. Pero su presencia, ataviado por vez primera 'de rojo' de pies a cabeza, acabó eclipsando la propia de Alonso, y –por supuesto- la de Nicky Hayden y Felipe Massa.
El año pasado, en el mismo salón Hofer –donde recordaron que la emperatriz Sissi solía veranear por aquellas latitudes–, Alonso acaparó todo el protagonismo de los objetivos en su primera comparecencia oficial como piloto de Ferrari.
Pero este año, no había otro foco que luciera más que el flamante fichaje de Ducati. Durante el resto de la semana, no hubo más imperio en Madonna que el de Vale, más 'glamouroso' incluso que el de la cursi de Sissi
Todos los pilotos de las dos formaciones italianas lucieron las gorras oficiales de los patrocinadores principales. Todos, menos uno que lucía esa gorra amarilla que se vende cada año a millares por todo el mundo. Su contrato le permite lucir tal prenda personalizada. Rossi no es supersticioso, no conoce la leyenda de Molière, no huye del amarillo que para algunos es atrayente del 'mal fario'. Su mono y su moto nuevos también incluyen algunos toques de ese color… que cantaban más que La Traviatta, aunque estuviéramos en su tierra.
Pero, el último día, el asturiano le dio una lección a Rossi en diversos frentes. Sobre el 'laguetto' helado donde se llevarían a cabo las carreras de karts y de coches, Alonso les metió un baño a todos, incluido Rossi, de quien  esperábamos más con los Fiat 500, sobre todo después de su experiencia en los rallyes. Sus evoluciones con los karts quedaron mermadas por los problemas que arrastra en su hombro derecho. Aunque, viendo algunos saltos que protagonizó sobre las rugosidades que generaron los 850 Cv del Ferrari F60 que evolucionó en el previo del show final, nadie daría crédito a la veracidad de su lesión.
Tras las carreras, en el podio, Alonso cedió el micrófono –y el protagonismo– a Rossi: "Sé que preferís escucharle a él, que a mí", dijo Fernando, demostrando una enorme inteligencia al auto relegarse a un segundo plano tras comprobar como los aplausos al motorista eran más efusivos que los dirigidos a él, pese a su 'cuore rosso'.
Ya por la noche, en el ámbito más reducido del fin de fiesta que se celebró en la discoteca Zangola, y en un ambiente más “internacional”, Alonso mostró sus armas de destrucción masiva.
Se apagaron las luces, se bajó el volumen de la música, y apareció en el centro del escenario, vestido con una camisa negra –de su marca, FAST, por supuesto–, un artista anunciado como 'El mago'.
Sabida su afición por los juegos de manos, el Nano se presentó dispuesto a mostrar uno de sus trucos favoritos. Llevaba una mochila de la que sacó varios objetos, entre ellos la baraja que siempre le acompaña a todas partes.
Pero aquella puesta en escena requería de el/la ayudante que suele acompañar a todo prestidigitador que se precie. Y Alonso solicitó el concurso de Vale, "el gran protagonista de este Wrooom", como le presentó muy efusivamente.


 La versión más tímida de Rossi quedó, por arte de magia, convertida en, eso, un mero ayudante de Alonso. Nunca antes había visto un Rossi tan tímido, tan comedido, tan… ¿ninguneado? Alonso también solicitó la colaboración de Roberta Vallorossi, su asistente de prensa en Ferrari, y que antaño estuviera trabajando para Valentinik. "¿Te acuerdas de Robby, Vale? Pues ahora está conmigo", le soltó como el que no quiere la cosa.
Fernando hizo hinchar un preservativo a Roberta, manipular un osito de peluche a Rossi, que –atónito– no daba crédito a aquel 'crooner' que estaba protagonizando un numerito por el que las televisiones de todo el mundo estarían dispuestas a pagar un pastizal para la gala de fin de año. ¿De verdad que aquel showman era Fernando Alonso?, ¿Quién hizo estampar camisetas y pintar pancartas con la inscripción 'Che spetaccolo!'?
Para terminar, El Mago hizo aparecer y desaparecer los naipes frente la mirada alucinada de Rossi. "A ver si otro día te fijas más" le soltó al mostrarle aquel 'dos de copas' que iba y venía a través del éter. Aplausos.
El Mago acabó la noche reciclado en DJ, bastante flojito por cierto, y mucho peor que Alguersuari/Squire en ese terreno. Pero lo suficientemente bueno como para hacer bailar como un poseso a Haydn, cantar a Massa y enloquecer al personal en general.
Unos menos que otros. Como Rossi que, notablemente eclipsado por Alonso en un terreno donde el italiano se las da de maestro, optó por mudarse a otra disco. Él, Uccio, y el resto de 'La tribu del Chihuahua' salieron de Zangola con el rabo entre las piernas. Desparecieron como lo hacía el gran Houdini, pero aquella noche tan sólo hubo un Mago.
Tal vez, en pleno numerito de escapismo, se fueron pensando en el desafío que tendrá lugar a finales de año. Será probablemente en Mugello, o tal vez en Abu Dhabi, territorio conquistado por las huestes de Maranello tras la inauguración del Ferrari World. Pero tampoco hay que descartar Valencia, donde aspiran a tener otro parque temático réplica del de Yas Island.
¿Se subirá Rossi al Ferrari de F1? Seguro. ¿Hará lo propio Alonso con la Desmosedici? Lo dudo. En caso de confrontación, apuesten por Rossi. Vale ya sabe qué es conducir ese bólido, mientras que el paso por curva de una MotoGP no parece ser algo que Alonso tenga muy interiorizado, que nosotros sepamos. Aunque, el bicampeón tiene en su casa de Oviedo una unidad de la edición especial aniversario –60.000 euros del ala– que le regalaron en Ducati. Por si acaso, en el Wrooom se le vio observando con detalle la moto que pilotará Rossi a partir de este año. Y creo que Alonso encontró algo más que en el juego de las siete diferencias. Sobre dos ruedas, pocos trucos… valen.

caranddriverthef1.com

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