viernes, 8 de julio de 2011

Alonso: «Nunca tengo sensación de peligro»

«He llorado muchas veces, aunque en la Fórmula 1, no tantas»

JOSÉ CARLOS J. CARABIAS 8/07/2011

La vida transcurre plácida para Fernando Alonso Díaz. El remanso de paz que ha supuesto Ferrari para él ha templado su carácter impetuoso y volcánico. Cerca de los 30 años (cumple el 29 de julio), convive con sabiduría con la ausencia de triunfos. Él, que revolucionó un deporte clandestino en España, percute contra un enemigo que vende bebidas energéticas en todo el mundo. Se presenta a la entrevista con ABC provisto del atuendo Ferrari en horario de trabajo. Completamente rojo. Su inseparable gorra modelo 2011 viaja con él.

—A punto de cumplir treinta años, ¿en qué fase vital se encuentra?

—A nivel profesional es la mejor fase de mi vida. Tengo más experiencia, conozco mejor que nunca un deporte complejo como éste. Con más ambición y motivación que nunca porque conducir un Ferrari es lo máximo. Y a nivel personal, también muy bien, disfrutando de la vida. Intento compaginar los viajes y la exigencia de la F-1 para estar el mayor tiempo posible con los míos.

—¿Qué se aprende cuando no se gana?

—Pues más o menos lo mismo que cuando ganas. Tal vez cuando no ganas, los recuerdos se te quedan grabados con más intensidad. Piensas más en los errores que has cometido o en las mejoras que tienes que conseguir. La derrota te marca más.

—La afición española pensó que al llegar usted a Ferrari se juntaban lo mejor con lo mejor. ¿Siente decepción por cómo marchan las cosas?

—Nunca pensé que se juntaban lo mejor con lo mejor. Cuando llegué aquí, en 2009, Ferrari estaba fuera de la Q1, con Fisichella, Badoer... sin Massa... Sabía que era un proyecto a largo plazo y que había que recuperar el dominio de Ferrari. Era una nueva F-1, con el cambio de normativa, la prohibición de los test, y hacía falta muchísimo trabajo. Lo que pensasen desde fuera, es el problema de tantas veces...

—A usted no le importa mucho el que dirán...

—No, no me importa, pero no tiene lógica. Ese debate viene alimentando por la ilusión de la gente por verte ganar, por lo que significa Ferrari y las pasiones que levanta.

—¿Pensaba que pasaría tanto tiempo sin volver a ganar un título (2006)?

—No pensaba nada en particular. Al acabar 2006, pensaba en ganar en 2007. Y luego 2008, y así sucesivamente. Pensaba ganar el año pasado y esta temporada la inicié pensando en ganar. Nunca me paré a pensar si pasaría más o menos tiempo... De hecho, no sé si volveré a ganar otro título. Espero que sí. Esto es deporte, F-1, y nunca sabes.

—¿Cuántas cosas cambiaría si echase la vista atrás?

—Si pudiera, cambiaría muchas cosas de mi vida personal y profesional, pero como no se puede rebobinar, no pierdo el tiempo pensándolo.

—Lloró en Abu Dhabi al perder el Mundial. ¿Ha llorado muchas veces?

—Sí, he llorado muchas veces. En los karts cuando era pequeño me tocó llorar varias. Y supongo que cuando me regañaban mis padres, también. En la F-1, menos.

—¿Hay algo peor que perder para usted?

—En la vida hay muchas cosas peores que perder. Como profesional, perder es lo peor. La derrota y la victoria están separadas por una línea muy fina.

—Vive en un idilio con Ferrari. ¿No hay nada que le haya sorprendido por negativo?

—(Mira al jefe de prensa del equipo, se ríe y contesta). No.

—¿Qué significado tiene para usted Maranello (el centro de operaciones de Ferrari)?

—Pues para mí es como el corazón de Ferrari y de la Fórmula 1. Todo sería diferente en este campeonato si no existiese Ferrari. También serían diferentes otras categorías, el Mundial de Turismos, Le Mans... Cuando no está un Ferrari compitiendo por la victoria o no está en candelero, la carrera siempre tiene menos repercusión.

—¿Por qué el Red Bull corre tanto?

—Corre un poco más que el nuestro. Muchas veces parece que el Red Bull es una máquina perfecta y el Ferrari un coche que cualquiera puede hacer en el garaje de su casa. Estamos cinco décimas detrás. Es un coche muy evolucionado en el plano aerodinámico. Han entendido la regla aerodinámica con más claridad que los demás en los últimos dos años y ha tomado ventaja. Tampoco es un secreto que en Ferrari tuvimos problemas de interpretación en el túnel del viento y arrastramos esa desventaja. Teníamos un coche muy competitivo en invierno, pero en la última fase del invierno de repente nos quedamos atrás.

—¿Quién es mejor, Lewis Hamilton o Sebastian Vettel?

—Los dos son grandísimos pilotos. Si tengo que elegir, me quedo con Hamilton . Lo conozco más porque compartí equipo con él y a nivel de pilotaje, está un escalón por encima de Vettel.

—¿Nunca ha tocado por error un botón del volante que le haya causado algún problema?

—En carrera, no. En los entrenamientos sí que la he liado alguna vez con el limitador de velocidad. Es el botón con más peligro. Te limita el coche a 100 por hora y cuando aceleras, no pasa de 100 en una recta.

—¿No se vuelve loco con tantos botones en el volante?

—Un poco sí. Ahora se impone otro tipo de conducción, más precisa, de capacidad mental, de recordar y automatizar movimientos. Pulsas los mismos botones en las mismas curvas... Antiguamente era una conducción más intuitiva: un volante, el cambio de marchas y tú. Cada vuelta era distinta.

—¿Le gustaba más ese estilo que premiaba el talento?

—El talento salta siempre a la vista. Cuando más facultades te sobran, más tiempo tienes para tocar botones. Cuando empezamos el primer día de la pretemporada, no tocamos ni la mitad de los botones. Tenemos que aprender y familiarizarnos con la máquina.

—¿Usted conduce mejor en los circuitos o en la carretera?

—En los circuitos, con mucha diferencia. He nacido y crecido en circuitos. Tengo más facilidad para saber donde tengo que frenar, trazar y acelerar... En la carretera no tengo referencias y nunca he llevado un coche al límite.

—¿Cómo es el Alonso ciudadano al volante?

—Normal, cauto, precavido.

—¿Nunca le han multado?

—No. Multa de tráfico, no. Alguna, por aparcamiento... Si te digo la verdad, no conduzco mucho. Siempre voy con alguien que conduce.

—En su trasiego viajero por el mundo, ¿alguna vez se ha levantado de la cama y no sabía dónde estaba?

—(Piensa largo rato). No, nunca. Siempre sé dónde estoy.

—¿Qué error ha corregido gracias a la experiencia?

—Ahora entiendo mejor la Fórmula 1. Es un deporte diferente. Hay intereses deportivos, económicos, políticos... Sólo así puedes disfrutar la F-1. Si quieres ser sólo un piloto y pasarlo bien, tienes que ir al karting o las fórmulas pequeñas, donde sólo hay ruedas, motores y válvulas... En la F-1 debes entender que habrá decisiones que no te cuadren, política y negocio. Cuando llegué a la F-1, esto no me gustaba y no era feliz. Ahora las entiendo, las acepto, no me paro a pensarlas y soy feliz al cien por cien.

—¿Es difícil renunciar a la F-1 por el sueldo que se gana o por los coches que se conducen?

—Porque es el camino que elegí. Empiezas en el kart, pasas a los fórmulas, a la 3, la 3.000, la Gp2. Llegué a la F-1 sin que yo lo decidiese. Es una forma como otra de ganarse la vida, muy bien pagada eso sí.

—Practica ciclismo, golf, tenis, esquí, fútbol... En su alma de deportista, ¿echa de menos que la F-1 sea más un deporte que otra cosa?

—Sí. Echo de menos que la F-1 sea algo más deporte. Que te pudieses comparar con otros deportistas, que primase el esfuerzo físico o que el ADN del atleta tuviese más importancia, y no tanto el coche. Pero bueno, la F-1 es así. Y si te gusta y la aceptas, mucho mejor.

—¿Se divierte más fuera que aquí?

—Bueno, la F-1 es mi trabajo. No es una diversión. Cuando quiero divertirme de verdad, juego al fútbol con mis amigos, monto en bici sin parar, cojo el kart.

—¿Nunca siente miedo?

—Nunca percibo el peligro, ni cuando estoy en un fórmula 1 ni cuando bajo puertos con la bici o desciendo con los esquíes. Algún día tendré un susto, pero mientras tanto...

—¿Que opina del caso Contador?

—El ciclismo tiene este problema: la persecución que vive desde los organismos oficiales. Ya se ha demostrado una vez que fue una contaminación, pero se sigue dando vueltas y vueltas... Más morbo, más polémicas. Si esos niveles se hubiesen dado en otro deporte, en el fútbol por ejemplo, nunca habrían salido a la luz. No habría pasado nada. El sistema es demasiado duro con el ciclismo.

—¿Se relaciona con los otros cracks del deporte español?

—Sí, claro... Con los ciclistas, Samuel Sánchez, Sastre, Contador... Con Casillas, Nadal, Gasol. Nos encontramos a veces en actos benéficos, jugamos al fútbol en Navidad...

—¿Nadal le ha quitado la pole en el afecto de la afición española?

—Sin duda así es. Aunque no creo que yo tuviese antes ninguna posición de privilegio. Pero ahora Nadal y la selección española de fútbol son los que nos hacen pasar mejores domingos a la afición. Es normal que ellos estén en la cima.

—¿Qué tiene de genético de su padre?

—Casi todo. Tanto en el físico como en el carácter, el 90 por ciento soy de mi padre.

—¿Y de su madre?

—La parte cariñosa de mi carácter.

—Tal y como transcurre su idilio con Ferrari, ¿podría ser su retiro cuando deje la F-1?

—No me veo en la Fórmula 1... Son ya muchos años... Desde los 19, en la Fórmula 1, desde los tres en el kart. Muchos años dedicados a este deporte. Puedo hacer otras cosas relacionadas con el karting o el motor. La Fórmula 1 exige disponibilidad total y yo quiero descansar.

—¿Qué fue de su proyecto de equipo ciclista?

—Pues no elegí el mejor momento... No son buenos momentos ni para la economía ni para los patrocinadores.

—¿Qué calles, olores, sabores ha recuperado en su vuelta a Oviedo (ha trasladado su residencia de Suiza a la capital del Principado)?

—Bueno, ya no voy por las calles que iba antes ni juego como antes. Lo mejor es estar en casa. Escuchar a la gente hablar en español es maravilloso después de diez años en el extranjero. Mucha tranquilidad. Ahora puedo decir que tengo calidad de vida.

—Se expresa en cuatro idiomas. ¿Cómo explica su facilidad para los idiomas?

—Aprendí italiano cuando viajaba a la carreras de karting. El francés, en el instituto. Y el inglés fue obligado por la Fórmula 1. Es cierto, no me cuesta trabajo.


El test de Alonso

LA SITUACIÓN DE ESPAÑA

Crisis: Es un momento difícil, no sólo para España.
Paro: Se trata de un problema que sólo podemos superar estando más unidos que nunca.
Indignados: Hay que respetar y escuchar a todo el mundo.

¿QUÉ OPINA DE...?

Hamilton: Uno de los mejores pilotos, siempre un rival ahora y en el futuro. Respeto enorme por él.
Newey: Personaje importante. Un hombre que puede hacer la diferencia, pero algún año también lo ha hecho mal. La magia no existe.
Nadal: El mejor deportista español, un número uno del tenis, un ejemplo para todos.
Casillas: capitán de un gran generación que ha ilusionado a España.
Gasol: El mejor jugador de baloncesto que ha habido en España. Valoraremos sus dos anillos cuando no esté.
Contador: El mejor ciclista del mundo y aspirante a ser el mejor en los libros de historia.
Alonso: Un buen cantante.

ABC

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