22/10/2003
Hace tres años, Fernando Alonso estuvo de visita en Madrid. Después de ganar la carrera de Spa de la Fórmula 3000, fue al kárting de Carlos Sainz. A la cita acudimos dos periodistas (uno de Madrid Directo). Ayer, el asturiano visitó la fábrica de Renault en Valladolid. Aquella pareja se convirtió en un centenar. Y el paseo en solitario en un lento caminar entre los empujones de las cámaras y el fervor de 4.000 trabajadores dispuestos a conseguir la firma de su ídolo. Coreado por los gritos de "¡Campeón, campeón!, el año que viene serás campeón", Alonso colapsó la factoría. Así fue su primera aparición pública en España tras el éxtasis de Hungría.
"Los lunes de gran premio, Fernando es nuestro tema de conversación", confesaba una operaria, orgullosa del autógrafo que lucía en su camiseta. Acompañado por el director general de Renault España, Juan Antonio Fernández Sevilla, y el director de fabricaciones, Jesús Morentin, el asturiano se quedó impresionado del proceso de montaje de un coche: "Es increíble. En un minuto lo acoplan todo". El acto concluyó con la firma de una dedicatoria en el capó de un Clio a los trabajadores de carrocería.
Llegó entonces el turno de la Prensa. Las preguntas fueron de toda índole. Desde la política: "Si se presentara a las próximas elecciones, ¿con qué partido lo haría?". A una perla que le dejó pálido: "¿Cómo llevas a las mujeres?" "Estoo, yo no llevo a ninguna. Yo voy en el coche y la que quiere se monta conmigo".
"Muchos periodistas". Lo bueno es que las respuestas de Fernando fueron tan sinceras como contundentes: "Lo que más he aprendido en este año es la cantidad de periodistas que hay. No sabía que fuérais tantos. Bueno, en serio, aprendí más en el kárting que en la Fórmula 1. El Mundial es un show, por algo le llaman el gran circo. Y para el piloto es más aburrido, porque no te enseña tantas cosas. Empiezo a ver la victoria de Hungría como una recompensa a una vida de trabajo. Estoy orgulloso porque además no tengo que dar las gracias a nadie. He llegado aquí sin ayudas, y hasta con algunas zancadillas que me pusieron". Alonso explicó su objetivo para 2004: "Debemos lograr seis o siete podios, si no sería un paso atrás". Y se marchó, con su padre, José Luis, en su Megane. Imagínense quien conducía...
22/10/2003
Sí; cuando se pone el casco y se sube a cualquier artilugio de cuatro ruedas se transforma en un ser mecanizado, concentrado en su trabajo y con capacidad para responder con rapidez a cualquier estímulo externo que puede llevarle a ganar una carrera. Parece una especie de robot indestructible que se supera a sí mismo frente a las dificultades. En este sentido, puede parecer frío. Pero, cuando deja su monoplaza, la realidad de Fernando Alonso es sustancialmente distinta a todos esos estereotipos. El ovetense es un ser confidencial, detallista, simpático y que siente una pasión desbordante hacia su familia. «He madurado a costa de estar fuera de casa, de participar en actos promocionales...».
'Business is business'. Con una profesionalidad envidiable, Fernando sigue cumpliendo meticulosamente, días después de haber puesto punto final a la temporada, con sus patrocinadores y con el equipo con el que trabaja. Todos quieren tenerlo unos minutos y con todos cumple el asturiano, en compañía de su padre José Luis y llevado casi en volantas por su servicio de prensa, convertido en guardia pretoriana para evitar que los compromisos no le agobien más de lo debido.
Por la mañana, visita a las instalaciones industriales de Renault en Valladolid, donde recorrió las distintas fases de producción de las factorías de motores y carrocería-montaje, saludando a sus trabajadores; a continuación, comparecencia ante los medios de comunicación -más de más noventa periodistas acreditados-, y, posteriormente, reunión con los directivos de la marca. En cada uno de esos lugares, apenas unos minutos, aunque suficientes para hacer unas fotos con los invitados y el nombre de la compañía al fondo, firmar unos autógrafos, dedicar algunas gorras, o responder a una batería de preguntas. Todo ello sin mostrar ningún rastro de tensión o nerviosismo, solo una gran sonrisa, a pesar de quedar por delante, tras la sobremesa, un acto en la factoría de Michelín.
En el caso de Alonso -sin duda destinado a que le lluevan los patrocinadores personales y a dar promoción, es decir, a tener contento, a su patrón-, llama poderosamente la atención su capacidad para conjugar esa parte esencial de la vida de los deportistas de élite, como son los compromisos publicitarios, con la imprescindible concentración para rendir al 100% en carrera. El circo de la F-1 es puro márketing, pero nadie se podía imaginar que un chaval tan joven podía conjugar a la perfección los éxitos deportivos con los de explotación de su imagen. «¿Qué se conduce mejor un coche o una mujer?, le preguntaron. «Yo no las llevo, vienen conmigo... Bueno, creo que un coche», bromeó Fernando entre risas. «Este tipo de preguntas me matan», puntualizó.
Incluso con la controlada osadía de sus 22 años, Alonso se permitió incrementar aún más el entusiasmo que tenían en él quienes se agolpaban para verlo de cerca y que hacen propios los éxitos del deportista: «Los éxitos no han cambiado mi vida nada. Sigo haciendo muchas cosas. Lo único que noto, eso es verdad, es que los periodistas son muchos más de los que nunca imaginé. Fijáos».
«¿Eres un monstruo!», «¿campeón!», «el año que viene ganamos a Schumacher», «cuidado Michael, que llega Fernando», y un sin fin más de apoyos retumbaban, entre una sinfonía de silbidos y aplausos, en la factoría vallisoletana, de cuyas paredes cuelgan cientos de pósters de 'su' piloto y que ayer 'tembló' y se paralizó con su visita. El asturiano se metió en un vehículo recién terminado de fabricarse -cada minuto, una nueva unidad- y lo arrancó. Posteriormente estampó sobre él su firma como recuerdo del momento.
Revuelo general
Vestido de forma informal, con un forro gris, una camiseta del equipo y pantalón y zapatos negros, un reloj de esfera cuadrada en su muñeca y un anillo en el dedo pulgar, y acompañado por Juan Antonio Fernández y Jesús Morentin, director general de Renault España y de fabricaciones en la factoría de Valladolid, respectivamente, Fernando no evitó el contacto con los empleados, que se lo comían: abrazos, firmas y fotografías, muchas fotografías.
El matrimonio casi indisoluble entre patrocinio y deporte quedaba patente en todo momento, dedicado a dejarse ver unos cuantos minutos. Contentos también están los responsables de Renault, por su buen entendimiento entre la parte deportiva y la necesidad de rentabilizar su inversión en la F-1. «Ha logrado mucho más que un triunfo y cuatro podios. Ha despertado la pasión», señalaba Juan Antonio Fernández.
A Fernando Alonso cabe aplicarle que la célebre frase del escritor y productor Jon Landau cuando vio por primera vez a a Bruce Sprinsteen en un tugurio de mala muerte: «He visto el futuro del rock».
martes, 14 de julio de 2009
En la fábrica de Renault en Valladolid
Enviar por correo electrónicoEscribe un blogCompartir en XCompartir con FacebookCompartir en Pinterest
Publicado por
Poleposition
en
6:49
Etiquetas: Entrevistas 2003
Subscribe to:
Enviar comentarios (Atom)
0 Comments:
Post a Comment